Es que flipo con estos jefes que se creen con derecho a todo. Gracias a Dios he caído en una buena empresa, con buenos jefes... pero cuando me cuentan estas cosas me entra una mala leche...
En fin, como os decía, el chico este trabaja en un bar de camarero. Y tiene la suerte (o la desgracia) de vivir sólo a cinco minutos andando de su domicilio.
Bien, ahora os explico porqué he comentado lo de "la desgracia"... resulta que trabajan a turno partido...
El bar antes del confinamiento cerraba entre las 00:00 la 01:00 en días laborales y estaba abierto hasta las 03:00-04:00 fines de semana, festivos y época de vacaciones... ahora con el confinamiento se han cortado bastante (y el toque de queda de las 23:00 lo respetaban a rajatabla, todo hay que decirlo.
El resto de sus compañeros viven unos más cerca, otros más lejos... y empezaron a quejarse al jefe de que ellos tuvieran que quedarse por la zona porque no les daba tiempo de ir a su casa, comer y volver al trabajo... mientras que este chico tenía la casa a cinco minutos.
Total que el jefe, empezó a insinuarle el porqué no dejaba que estos chicos se fueran a su casa con él, disfrutaran de la comodidad del aire acondicionado o la calefacción, vieran un poco la tele, etc.
Este chico, como no quería problemas accedió al principio... pero, oh, sorpresa, la primera semana le desaparecieron casi doscientos euros que guardaba en un cajón para pagar las facturas del mes... el jefe (qué raro) se lavaba las manos, ninguno de los compañeros sabía nada...
así que el chaval se hartó y dijo que ahí no entraba nadie más... y otra vez malos rollos en el trabajo, malas miradas de los compis y del jefe, otra vez insinuaciones...
por suerte para él, su hermana que se acababa de separar le dijo que si se podía quedar un tiempo ahí con su hija... y el chaval, claro es su hermana y la habría ayudado igual, pero en este caso vio el cielo abierto.
Le volvió a insistir el jefe y le dijo que ahora vivían con él su hermana recién separada con su hija de once años y no le parecía adecuado meter a hombres extraños en su casa con una niña pequeña de por medio, por "lo que pudiera pasar".
Ahí el jefe se cortó bastante... claro, no es lo mismo que desaparezcan doscientos euros a que pase algo con una cría... que ahí sí que hay un delito gordo.
Y, de momento, no le ha vuelto a insistir (por lo menos el jefe)... pero claro, al chico le preocupa que en el momento de que su hermana y su sobrina salgan de la casa, vuelva el mismo problema.
Con este chico cogí confianza, porque siempre me paraba a tomar un café al volver del trabajo y charla que te charla casi acaba contándome su vida entera


La verdad es que yo he tenido mucha suerte en cuanto a jefes... clientes es otra cuestión... otro día que tenga tiempo y ganas abriré tema para hablar de esos clientes que desearíamos sacarnos una muela sin anestesia antes que lidiar con ellos
