A raíz de que el Gobierno de Pedro Sánchez expresará su voluntad de exhumar los restos de Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracias de Dios, del Valle de los Caídos llevamos un par de meses agitados en torno a la figura del dictador y su papel en la Historia de España.
Partiendo de la base de que como país somos una democracia relativamente jovén si miramos al resto de países que nos rodean no entiendo el revuelo.
En el año 2007 el Congreso de los Diputados aprobó la Ley de Memoria Histórica. Ley que busca el reconocimiento de todas las víctimas de la Guerra Civil y de la posterior dictadura del general Francisco Franco.
Nuestro país vivió un periodo de dictadura que supuso un retroceso enorme en derechos fundamentales que se lograron.
Llevo un tiempo asistiendo a una revisión de la historia de nuestro país.
De la Guerra Civil existen 10 puntos que han sido desmentidos por varios historiadores como historiadores Fernando Puell de la Villa, Julio Aróstegui, Eduardo González Calleja, Hilari Raguer, Xosé M. Núñez Seixas, Fernando Hernández Sánchez y José Luis Ledesma, en las obras publicadas “En el Combate por la Historia” y “Los Mitos del 18 de Julio”.
1. La II República no fue un desastre
“La República no fue un fracaso que conducía inexorablemente a una guerra” sino que fue “destruida por un golpe militar” que, al contar con la connivencia de un país extranjero y no triunfar en buena parte del país y en la capital, se encaminó automáticamente a la guerra civil. La República fue una democracia de entreguerras de nueva creación y como otras muchos democracias europeas de Europa tuvo que lidiar por un lado con la derecha autoritaria, fascinada por la experiencia fascista, y con la izquierda obrera que consideraba, de manera habitual, que la democracia era incompatible con el capitalismo.
Durante los años de dictadura franquista, el régimen justificó el golpe de Estado por “el peligro comunista”. Sin embargo, las justificaciones conservadores han ido evolucionando de manera que es cada vez más habitual oír a los políticos de derechas nombrar el supuesto fracaso de la República como causa directa y sustancial de la guerra y nunca culpar de la misma el golpe de Estado militar que degeneró en una guerra civil.
Durante los años de dictadura franquista, el régimen justificó el golpe de Estado por “el peligro comunista”
Las justificaciones de la guerra civil de la derecha ya no son los rojos y marxistas sino los mismos políticos republicanos. Como ejemplo sirve la entrevista que Manuel Fraga concedió a El País en 2007 en la que aseguró: “Pero los muertos amontonados son de una guerra civil en la que toda responsabilidad, toda, fue de los políticos de la II República. ¡Toda!”. En esta misma línea se manifestó Esperanza Aguirre en un artículo publicado recientemente en ABC en el que afirmó: “La "II República fue un auténtico desastre para España y los españoles (…). Muchos políticos republicanos utilizaron el régimen recién nacido para intentar imponer sus proyectos y sus ideas -en algunos casos, absolutamente totalitarias- a los demás, y que faltó generosidad y patriotismo".
2. El asesinato de Calvo Sotelo no precipitó nada
El hecho de que el golpe de Estado se produjera el 18 de julio no tiene nada que ver con el asesinato de Calvo Sotelo, que se produjo el día 13 de julio de 1936 y conocido el día 14. Su muerte, señala la obra “no precipitó nada” y “no tiene nada que ver”.
De hecho, hubo un proyecto de atentado terrorista contra la vida de Azaña, como respuesta al asesinato de Calvo Sotelo, que fue abortado por los militares golpistas que se encontraban en la capital. “Prohibido terminantemente. Todo está preparado en Madrid y eso podría echarlo a perder”, le dijo el coronel Ortiz de Zárate a Eusebio Vegas Latapié, cabecilla del proyecto.
3. La fecha del golpe dependía del apoyo fascista.
La fecha de inicio del golpe está ligada a la promesa de intervención de la Italia fascista de Mussolini, con la que los monárquicos, liderados por Calvo Sotelo, suscribieron el día 1 de julio un acuerdo para la compra de una “espectacular cantidad de material bélico de primer nivel”. Estos contratos de venta de armas y promesa de intervención fueron firmados en Roma por Pedro Sainz Rodríguez con el apoyo personal de Antonio Goicoechea y “el más que probable conocimiento de Calvo Sotelo”.
De hecho, la obra reproduce tales contratos, conseguidos por el historiador Ángel Viñas, que hasta ahora estaban inéditos, a pesar de encontrarse en archivos españoles, “quizá negligentemente olvidados o convenientemente evitados”, explica el coordinador Francisco Sánchez.
4. No existen las dos Españas destinadas a enfrentarse
El hecho de que la ejecución del golpe de Estado dependiera de la llegada del armamento italiano permite al historiador Ángel Viñas desmontar otro mito repetido cientos de veces: la guerra civil no se produjo simplemente por cuestiones internas sino que contó con la connivencia de la Italia fascista, sin la cual “aquel golpe medio conseguido, medio fracasado” no se hubiese transformado en una guerra civil.
Los contratos conseguidos por Viñas muestran como Italia facilitó a España “más de 40 aviones, miles de bombas, gasolina etilada, ametralladoras y proyectiles”
La participación italiana no se produce, por tanto, una vez iniciada la contienda sino que su apoyo previo al golpe fue fundamental para las esperanzas golpistas. Los contratos conseguidos por Viñas muestran como Italia facilitó a España “más de 40 aviones, miles de bombas, gasolina etilada, ametralladoras y proyectiles” sin los cuales los militares sublevados no hubieran podido iniciar una guerra civil.
“Esta tesis desbarata completamente la idea apocalíptica que ha acompañado durante décadas, y que creó cuerpo historiográfico, de las dos Españas destinadas a enfrentarse, del guerracivilismo como una realidad endémica del país y en particular de que hubiese una guerra civil no declarada dentro de la sociedad española en los años treinta”, escribe Sánchez.
5. Los civiles monárquicos jugaron un papel crucial
El golpe del 18 de julio no solo fue obras de militares sino también de civiles, en particular de los monárquicos de Calvo Sotelo, que tuvieron un papel sustancial para que el golpe triunfase, y no meramente de apoyo. “Sin la trama civil interna, en una palabra, los militares golpistas quizá no hubiera tenido existo”, escribe Viñas.
La importancia de los civiles radica en tres aspectos. En primer lugar, sin el apoyo del partido alfonsino, Renovación Española, liderado por Calvo Sotelo, los golpistas probablemente nunca hubieran conseguido el apoyo armamentístico de la Italia fascista. En segundo lugar, la trama civil, según argumenta Viñas, fue fundamental para la preparación de la sublevación de Franco en los términos exactos que este había diseñado para Canarias.
En tercer y último lugar, la trama civil fue esencial para crear las condiciones necesarias y suficientes para que pudiera florecer el movimiento insurrecional. La responsabilidad, en este caso, recaía en políticos y grupos de acción directa que debían conseguir “la deshumanización del adversario político”, “la provocación sistemática de la izquierda” y el estímulo y excitación de los propios partidarios”.
6. La defensa de la Iglesia y del catolicismo no existió en el diseño y ejecución del golpe
Entre las motivaciones alegadas por los militares en sus bandos de guerra iniciales de julio de 1936 (incluido el del propio Franco) no se cita ni una sola vez la recurrente “persecución religiosa” ni tampoco hay clérigos entre los conspiradores. “Nadie se creía en julio de 1936 que los militares rebeldes comenzasen semejantes fusilamientos masivos en defensa de la religión”, opina Sánchez.
No fue hasta bastantes días después cuando la propaganda de los rebeldes utiliza la defensa de la religión para justificar la guerra civil. Otra cosa es la postura de la mayoría de los obispos, que apoyaron el golpe casi de inmediato, ofreciendo un respaldo ideológico formidable motivados, en su mayoría, por la defensa de sus privilegios casi feudales. Los obispos españoles fueron los encargados de bautizar a la guerra como cruzada, pero cabe recordar que ningún papa utilizado el término cruzada para referirse a la guerra civil.
Mucho más que la religión, la justificación invocada por los golpistas era la amenaza de la revolución comunista y la de defensa de la nación española frente a los separatismos. La defensa de la religión no se sitúa en el mismo escalón que la defensa de la patria hasta el 8 de septiembre cuando fue publicado en el Boletín Oficial de la Junta de Defensa de Burgos.
7. No había ninguna revolución comunista en marcha.
Durante 39 años de dictadura franquista, el régimen señaló repetidamente que la sublevación militar fue la respuesta aun inminente levantamiento comunista. El anticomunismo sirvió a Franco para legitimar la insurrección contra el gobierno legítimo, presentándola como una contrarrevolución preventiva.
El número de empresarios y propietarios que fueron asesinados en los meses anteriores al 18 de julio es ínfimo
Basta para desmentir estas teorías conspiratorias la propia declaración del entonces embajador estadounidense, Claude Bowers, que recoge la obra: “A aquellos que fuera de España después tuvieron que escuchar con machacona insistencia la calumnia fascista de que la rebelión era para impedir una revolución comunista, puede sorprenderles saber que durante tres años y medio nuca oí semejante sugestión de nadie, mientras, por el contrario, todos hablaban confidencialmente de un golpe de Estado militar”.
Los motivos que llevaron a la sublevación a los militares fue frenar en seco las reformas progresistas, y democráticas, diseñadas en el primer bienio de la II República. Es decir, la reforma agraria, los estatutos de autonomía y la reforma militar. De hecho, a pesar de la existencia de muchos discursos revolucionarios en la España de los 30, no solo obreros sino también burgueses, ninguna organización republicana u obrera se puso manos a la obra para subvertir el orden constitucional en la primavera de 1936.
8. El golpe de Estado militar sí que prevé un plan de conquista del poder y de la guerra.
Las derechas contrarrevolucionarias o antiliberales y ciertos sectores militares sí se pusieron manos a la obra para subvertir el orden constitucional y recabaron con éxito la intervención internacional de la Italia fascista antes del golpe, es decir, hicieron todo aquello de lo que acusaban falsamente a la izquierda republicana y obrera. Prueba de ellos son los contratos anteriormente mencionados; los planes de Mola que hacían referencia a una sublevación “sangrienta” que debía llevar a las tropas desde el extrarradio de la península a Madrid, ya que como predijo el propio militar: el golpe fracasaría en Madrid y Barcelona.
9. En la primavera de 1936 no existía el terror rojo
“No había ninguna dinámica de exterminio ni liquidación de los enemigos de clase que pudiera continuarse después del 18 de julio, es decir, no se asesinaba a las gentes de orden”. Para demostrar esta afirmación y desmontar el mito del terror rojo en la primavera del '36, el coordinador de la obra Francisco Sánchez recurre a los datos. El número de empresarios y propietarios que fueron asesinados en los meses anteriores al 18 de julio es ínfimo y el de religiosos inexistente. “Por lo que sabemos murieron más empresarios entre 1919 y 1923 en toda España que en la primavera de 1936”, asegura Sánchez, quien añade que en 1923 fue asesinado un arzobispo y un cardenal (Soldevila). “Lo que no ocurrió en toda la República”, sentencia.
10. La URSS o la Komintern no planeaban ninguna intervención en España
La Unión Soviética, en contacto directo con el PCE, no tenía prevista una intervención revolucionaria en España. De hecho, en ningún lugar de Europa entre 1918 y 1939 triunfó ninguna revolución obrera ni hubo ninguna “expansión comunista”, pues el comunismo “no pudo o no supo salir de la URSS”.
Las pruebas que en este sentido ofrecieron los conspiradores fueron una serie de documentos cuya autoría se desconoce a “ciencia cierta”, pero que “diversos indicios permiten endosárselas al propio Mola”. Estos documentos venían a señalar el inicio de una revolución soviética en el verano del '36. No obstante, una vez iniciada la guerra, esos documentos que habían sido el hazmerreír de muchos cuando se hicieron públicos, se transformaron en una de las principales herramientas propagandísticas del bando franquista. “Y sorprendentemente, todavía hoy continúan siendo esgrimidos por algunos para justificar la rebelión militar”, sentencia Sánchez.
Y esto solo en relación con el Golpe de Estado.
Pero estos días hemos asistido a declarciones en varios medios en los que se ha ensalzado la figura del pequeño gallego que manejó el destino de todo un país.
Desde que no hubo represión durante la dictadura, que los 500.000 fallecidos ocurrieron durante la II República.
Asimismo hoy en día al dictador se le atribuyen varios logros que no fueron tales.
Mitos como los siguientes.
Franco nos libró de la II Guerra Mundial
Si Franco no entró en la II Guerra Mundial no fue porque no quisiese sino porque no le dejaron. El dictador estaba obsesionado desde pequeño con el glorioso retorno del imperio español y para él ese retorno pasaba por conseguir nuevas y mejores colonias – hasta 1945 el estatus de los países se medía por las colonias que tenían.
Para Franco el nuevo imperio español tenía que ocupar prácticamente todo el norte de África, un territorio que durante la II Guerra Mundial estaba nominalmente en manos de la Francia de Vichy – un estado títere de los alemanes - pero que Franco creía que podría conseguir si se aliaba con el III Reich. Lo que el Generalísimo ofrecía era ocupar Gibraltar, cerrarle el estrecho a los británicos – que era clave para Hitler – y dividir aún más las fuerzas aliadas.
Pero el dictador alemán nunca aceptó porque no solo pedía las colonias africanas sino que Franco también quería que equipase y armase al ejército español. Existe el mito que asegura que Hitler dijo que prefería arrancarse una muela antes que volver a reunirse con Franco. El Generalísimo se tuvo que conformar con ocupar Tánger 1940 – un enclave hasta entonces internacional en el norte de Marruecos – para ver como poco después quien había sido su principal apoyo en Europa empezaba a perder la guerra.
LA SEGURIDAD SOCIAL
Si, Franco creó la Seguridad Social. Es decir, creó el servicio que hoy en día se conoce como Seguridad Social, pero no creó las prestaciones sociales, estas existían desde hacía décadas y lo que hizo Franco – junto al ministro del Trabajo falangista José Antonio Girón de Velasco – fue añadir una serie de prestaciones que configuran lo que hoy en día conocemos como Seguridad Social. Hasta aquí el mito se aguanta más o menos.
La cosa cambia cuando uno empieza a mirar en qué se gastaba el régimen el dinero público, es decir, en qué invertía o dejaba de invertir, porque si ponemos la mirada aquí queda claro que la Seguridad Social y que la población tuviese unas condiciones de vida dignas estaban muy abajo en su lista de prioridades: la dictadura invertía alrededor de un 70% de sus recursos en el Ejército. Esto es fácil de comprender: por mucho que nos empeñemos en llamarla dictadura fascista, lo que era el régimen de Franco era una dictadura militar de extrema derecha y por lo tanto, su columna vertebral no era el partido único – Falange era solamente el atrezzo y la coreografía del régimen – sino el ejército, que había sido el germen de la sublevación que había acabado con la II República y seguía siendo principal apoyo del dictador.
Precisamente por eso – para satisfacer a las cúpulas militares – el Ejército español consumía la mayor parte de los recursos del estado y por eso a pesar del crecimiento económico y del cambio en la situación nacional e internacional, nunca dejó de ser la principal inversión del estado, siendo siempre la inversión en prestaciones sociales un gasto residual, sobre todo si lo comparamos con lo que se gastaba en las democracias europeas del momento.
De hecho, solo hace falta recordar los enormes barrios chavolistas de Barcelona y Madrid, los servicios deficientes – barrios sin agua, sin escuelas, sin luz... - o las escasas viviendas de protección oficial en comparación con las necesidades de la población – que aparte de pocas, eran pequeñas – para darse cuenta de que los españoles viviésemos mejor o peor le importaba relativamente.
CRECIMIENTO ECONÓMICO
En 1965, con motivo de la visita de Franco a Barcelona, Jordi Pujol – sí, el mismo que fue presidente de la Generalitat y al que ahora están investigando por sus delitos de corrupción – escribía esto:
"El general Franco, el hombre que pronto vendrá a Barcelona, ha elegido como instrumento de gobierno la corrupción. Sabe que un país podrido es fácil de dominar, que un hombre comprometido por hechos de corrupción económica o administrativa es un hombre servil. Por esta razón el Régimen ha fomentado la inmoralidad en la vida pública y económica. Como sucede en ciertas profesiones indignas, el Régimen procura que todo el mundo se ensucie las manos y esté comprometido. El hombre que pronto vendrá a Barcelona, además de un opresor, es un corruptor".
Aparte de lo paradójico del asunto, el texto de Pujol define perfectamente como funcionaba la España de Franco: corrupción y represión. La estructura del estado, sobre todo durante los primeros años - una dictadura autoritaria que controlaba todos los resortes del estado a través de la estructura de partido único - hacía que todo pasase por la mano providencial del régimen, que daba y quitaba a voluntad – mejor dicho, bajo pago – gracias a corruptelas grandes y pequeñas: desde la concesión de un puesto en un mercado o una licencia de taxi hasta las grandes importaciones, todas estaban marcadas por la corrupción endémica de la economía franquista.
La peor parte de este mito es seguramente la gente que sigue creyendo que a pesar de todo, gracias a Franco España consiguió industrializarse definitivamente, ponerse al mismo ritmo que el resto de Europa y dejar de ser la Namibia del Mediterráneo. Fue relativamente fácil venderle esto a la gente que había vivido la guerra o nacido durante ella o en la posguerra inmediata después de vivir el hambre y la miseria, pero es preocupante que haya gente mucho más joven que siga pensándolo.
Sí, España creció durante el franquismo, aunque quizás sería mejor decir que creció A PESAR del franquismo. Hace años que los estudios han apuntado que el crecimiento económico e industrial de la II República hubiese sido mucho mayor y mucho más rápido que el que se consiguió durante el franquismo, no llegando éste a ese nivel hasta finales de los años sesenta. Si bien se debe poner en duda todo intento de historia-ficción, lo cierto es que el intento del régimen de mantener el régimen autárquico más allá de sus posibilidades junto a la corrupción generalizada agravó la situación del país.
No solo eso, sino que además se apunta también que la guerra no fue tan devastadora a nivel de industria e infraestructuras como para frenar tanto ese crecimiento anterior, sobre todo si lo comparamos con la devastación que sufrieron el resto de países europeos durante la II Guerra Mundial. Esto impidió que España tuviese una economía normal hasta después 1959 - fue el único país de Europa en el que la población rural volvió a crecer desde finales del S.XIX - cuando el FMI metió mano para evitar el colapso de la dictadura en el contexto de la Guerra Fría.
EL RÉGIMEN SE ABRIÓ CON EL TIEMPO Y LOS 'VEINTICINCO AÑOS DE PAZ'
Uno de los eslóganes de los '25 años de Paz' fue "Paz, la palabra de Franco". Cada loco con su tema. Imagen vía.
Esta es otra de mis mentiras preferidas "si, vale, la Guerra y la posguerra fueron fatales, pero a partir de los sesenta aquí se vivía de puta madre: las suecas, la fiesta, los yeyés... Joder si hasta vinieron Hendrix y los Beatles". Son cosas que pasan cuando le enchufas a alguien 17 temporadas de Cuéntame estando la educación como está.
La represión violenta fue consustancial al régimen durante los 40 años de dictadura. Solo hace falta ver como a partir de la muerte de Carrero Blanco – el delfín del Caudillo – se recrudeció el terrorismo policial y parapolicial – el de los Guerrilleros de Cristo Rey y otros grupos por el estilo.
Pero tampoco hace falta irse a la sangre y el morbo para encontrar ejemplos del falso aperturismo del régimen: mientras en Lloret de Mar se vendía la España de toros, paella, sangría y playa, en Zaragoza se multaba a las mujeres por llevar bikini en las piscinas municipales.
Además Franco mantuvo durante todo el régimen una división maniquea de la sociedad española: los vencedores y los vencidos, los buenos y los malos, los que podían salir orgullosos a la calle y los que tenían que agachar la cabeza,los que se quedaban con todo y a los que no se les dejaba nada. Esa división no cambió en cuarenta años y por tanto aquello de los "Veinticinco años de paz" fueron solo para la mitad que ganó.
FRANCO Y/O EL REY TRAJERON LA DEMOCRACIA A ESPAÑA
De la Transición hay ahora mismo dos versiones oficiales: la clásica de toda la vida es la que nos vendió Victoria Prego en su serie sobre el tema en la que nos decía era que el rey fue el motor del cambio democrático – algunos como Rodolfo Martín Villa decían que de hecho fue Franco quien lo dejó todo preparado. La cosa va más o menos así: el rey se la mete doblada al Caudillo, realmente era demócrata y cuando el dictador murió, empezó a mover los hilos para cambiar las cosas y traernos la paz y la democracia. La otra es la que nos vende Monedero que dice que no, que los franquistas utilizaron la Transición para cambiar de capa y que no cambió nada. Por suerte la verdad es más compleja, pero ese no es el tema, el tema es que ni el rey se la coló a Franco, ni Franco quería la democracia.
Hay un espacio de dos años – año y medio si somos buenos – en el que el rey hace cosas bastante parecidas a las del dictador: su primera reunión fue con la Confederación Nacional de Ex-combatientes – uno de los lobbies creados por los franquistas más radicales para intentar frenar cualquier tipo de reforma política – para agradecerles su sacrificio por la patria, además mantuvo la estructura de partido único, la represión indiscriminada en la que le echaron una mano Adolfo Suárez y Manuel Fraga - que en 1976, como miembro del primer gobierno del rey, se jactó del control policial de las calles y los movimientos populares con su mítica frase "la calle es mía" - y otras cosas muy poco democráticas durante todo ese tiempo. No fue hasta que las herramientas del régimen dejaron de ser útiles y las élites económicas del país apretaron para entrar en el mercado común europeo que se decidió a reformar el régimen - no substituirlo - siempre con la idea de mantener a la monarquía en el poder.
Así que más que traer la democracia, se debería decir que la dejaron llegar, porque ellos – Franco, el rey y sus ministros – ni la esperaban, ni la querían.
LA TRANSICIÓN FUE PACÍFICA
Aunque aquí no hubo un golpe de estado como en Portugal o una revuelta como en Grecia y nos han vendido el mito de que la Transición fue pacífica excepto por cuatro incidentes como el de los abogados de Atocha. La verdad es que mientras que en Portugal y Grecia los muertos no pasaron de la treintena, en España, la Transición supuestamente pacífica se saldó con 591 muertos, menos mal que fue pacífica, ¿no?
Éste quizás es el mito más perverso de todos porque desgraciadamente, no es en absoluto cierto. La transición fue un baño de sangre continuo, no hablo ya solo de las muertes o el terrorismo indiscriminado, sino las palizas, las torturas, los suicidios... Por ejemplo, en 1976, mientras se dejaba volver a Carrillo de manera no oficial, el secretariado de las juventudes comunistas fue detenido y torturado durante días en los sótanos de la Dirección General de Seguridad. Una de los miembros sufrió un aborto por las torturas. Pero no esperéis que os hablen de ello en las noticias cuando hagan el típico reportaje sobre el tema porque ni el rey, ni el cambiachaquetas de Fraga, ni el incuestionable Suárez salen bien parados de todo esto.
La lista podría ser más larga, podríamos hablar de como Suárez manipuló las primeras elecciones para ganar – empezando por el orden de los anuncios electorales y acabando por trampear los censos para no dejar votar a la gente – de la fortuna de Franco o de por qué el PSOE que era un partido político residual en el antifranquismo de repente se convirtió en la principal fuerza de la oposición. Esperemos que no hagan falta otros cuarenta años para que la gente se dé cuenta.
Con estos datos en la mano.
Afirmar que la dictadura franquista fue beneficioso para el país me parece un ejercicio de inventiva.
No entro en datos más profundos, sé de alguien que nos los va a facilitar de buen grado, como pueden ser los exiliados, los represialados por el régimen.
Pero un periodo en el que las mujeres volvieron a la sombra del marido, a tener que pedir permiso para todo. Un periodo en el que muchísimas personas tuvieron que dejarlo todo atrás por sus ideales no me cabe que haya voces que se alcen a defender un regimen y una figura que impuso el yugo.
Pero lo que más me extraña es que un país con una Ley de Memoria Histórica que busca el reconocimiento de todas las víctimas de la Guerra Civil y de la posterior dictadura del general Francisco Franco, no haya hecho más movimientos al respecto. Igual influye que un partido político se encargara de abolirla de facto al no destinar ninguna partida en los PGE durantes sus mandatos.
Con esto hilo quiero abrir un hilo en el que se pueda hablar de la II República, de Franco y su regimen, de la Transición.
Pero aviso a navegantes.
El offtopic que motivó el cierre de un hilo sobre el tema en noticias no se va a permitir. Es decir, Cataluña se queda en Cataluña, Euskadi a orillas del Cantábrico.
Ni que decir tiene las faltas de respecto entre usuarios.
Entonces, os parece si debatimos?
Datos extraidos de: